Esta palabra no significa nada en castellano, pero lo cierto es que su sentido y significado hoy nos es tan familiar como decir casa o carro. Creo que más por la ininteligibilidad de la misma que por otra cosa, ella intimida, creo que tiene la carga arribista de los intelectuales que quieren alejarse del lenguaje común para hacerse extraños a sus semejantes, sobre todo en América del Sur.  El pitch dicho en la lengua de Cervantes es  ECHAR EL CUENTO.  ¡Eso es y nada más! ECHAR EL CUENTO al menos en Colombia es mucho más que contar una historia, es hacerlo con efectividad, con eficiencia, con persuasión, con gracia, y sobretodo, en un tiempo estrecho.  He hecho cientos de PITCH en Colombia y afuera de ella y mi secreto para hacerlo bien ha consistido en apropiarme del concepto ECHAR EL CUENTO y dejar de lado la palabra PITCH.

Y en la vida, no solamente en la escritura, hay que saber ECHAR EL CUENTO. El cuento se debe echar con fuerza, hay que arrancar por su lado más atractivo poniendo distancia entre el planteamiento y el clímax, que para el efecto no debe ser la solución del conflicto sino el instante previo, aquel en donde no se sepa como acaba pero todo dependa de un renglón más. Para pedir plata prestada tenemos que saber ECHAR EL CUENTO, para que el objeto de nuestro deseo acceda hay que SABER ECHAR EL CUENTO, y el cuento siempre está amenazado por el tiempo. ¡Quien lo vivió, lo sabe!

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