Juan Manuel Libre es un padre y esposo ejemplar, su esposa y sus hijos son su más grande amor, en cambio como profesional, Juan Manuel Libre es un perfecto troglodita. ¡Juan Manuel Libre es taxista!  En un pique con su mejor amigo y socio Roberto Ocupado se lleva un semáforo en rojo y muere. Pero en una negociación muy tercermundista que incluye intento de soborno, con San Pedro, logra volver a la tierra con tres meses de gracia en los cuales tiene que reformarse y volverse un taxista “perfecto” y a su socio lo tiene que rehabilitar para volverlo conductor ejemplar.  La tarea es muy difícil, casi imposible, Juan Manuel Libre y Roberto Ocupado tienen hábitos muy arraigados de hacer trampa, tomar atajos, maltratar al cliente, sobornar policías alterar los precios y cuanta mala maña se pueda pensar, todo justificado por que tienen que responderle a Priscilla Tocarruncho, la dueña de la cooperativa, más torcida que melcocha de pueblo, y a la que no le importa sino recibir, diariamente, lo del producido.